Descubrimiento del Fósforo. El elemento que salió de la orina
QUÍMICA
6/28/20252 min read


La historia del fósforo es, sin duda, una de las más curiosas de la ciencia. Su descubrimiento no vino de un laboratorio moderno ni de una teoría bien planteada, sino de la obsesión de un alquimista por crear oro… a partir de orina humana
Hennig Brand, el alquimista obstinado
Corría el año 1669 en Hamburgo, Alemania, cuando un alquimista llamado Hennig Brand decidió que la legendaria piedra filosofal —la sustancia capaz de transformar metales comunes en oro— debía encontrarse oculta en el cuerpo humano. Y ¿qué mejor lugar para buscarla que en la orina? ese fluido dorado que el cuerpo expulsa a diario.
Convencido de que algo tan amarillo no podía ser otra cosa que oro disuelto, Brand inició uno de los experimentos más extraños de la historia de la química. Se acercó a un campamento militar donde pidió a los soldados que orinasen en unos tanques que había llevado. Recolectó miles de litros de orina, según la leyenda hasta 6.000 litros. Con semejante cantidad no tenía que preocuparse por el suministro y pasó casi seis años experimentando con ella.
Durante todo este tiempo, sometió a la orina a todo tipo de experimentos convencido de que contenía oro. Tras 6 años Brand dejó reposar la orina durante semanas (sí, el olor debió de ser espantoso aunque ya se habría acostumbrado), después la calentó para eliminar el agua y redujo el contenido a una pasta espesa. Esa pasta la mezcló con arena y la sometió a altas temperaturas en un alambique cerrado. Entonces sucedió algo extraordinario: del tubo de destilación empezó a salir un vapor que brillaba intensamente. Cuando este se enfrió, se convirtió en un sólido blanco ceroso que brillaba en la oscuridad y podía arder espontáneamente al contacto con el aire.
Había descubierto el fósforo blanco, una forma del elemento químico fósforo (P).
Brand dejó reposar la orina durante semanas (sí, el olor debió de ser espantoso), después la calentó para eliminar el agua y redujo el contenido a una pasta espesa. Esa pasta la mezcló con arena y la sometió a altas temperaturas en un alambique cerrado. Entonces sucedió algo extraordinario: del tubo de destilación empezó a salir un vapor que brillaba intensamente. Cuando este se enfrió, se convirtió en un sólido blanco ceroso que brillaba en la oscuridad y podía arder espontáneamente al contacto con el aire.
Había descubierto el fósforo blanco, una forma del elemento químico fósforo (P).